Texto completo, Diario de sesiones
Uxue Barkos Berruezo.
Gracias señor presidente. Señorías, señor presidente del Gobierno:
Este debate lo es prácticamente de balance de la legislatura: Y a modo de balance global, en aquello que más trascendencia tiene sobre la vida de los ciudadanos hay que decir que si la legislatura comenzó en un debate bronco en torno a cuestiones de paz y seguridad, la legislatura termina prácticamente igual:
Con la misma sensación de enfrentamiento estéril con que empezó, un enfrentamiento inútil entre los mayoritarios embroncados en luchas electoralistas que en nada representan los intereses de los ciudadanos.
Sería injusto, señor presidente, poner en el platillo de la balanza de su Gobierno la responsabilidad entera de esta situación; ni tan siquiera la mayor carga de la balanza.
Pero tampoco es menos cierto que la acción de su Gobierno -en algunos casos, la inacción- no ha sabido parar algunas actitudes que nos llevan al final de la legislatura tal y como empezamos: Con enfrentamientos de trasfondo electoral, pero cuyo eje dialéctico sigue estancado en materia tan sensible como la pacificación.
Con este hilo argumental todo ha valido. Desde el 11-M se ha cuestionado la legitimidad de su Gobierno -por cierto, no lo pararon con unas conclusiones imprescindibles de responsabilidad política en la comisión parlamentaria, desde aquella fecha también se ha cuestionado la legitimidad o valía de sus propuestas en materia de política exterior - y ha valido todo: lo mismo da Irak que Afganistán, el Líbano, y ahora el dramático caso de Yemen…-.
Y nada ha valido ni fuera ni dentro: Sus propuestas en materia social eran una ruptura de la cohesión de los ciudadanos y los éxitos en materia económica una situación sobrevenida por actuaciones anteriores…
Así las cosas, NAFARROA BAI se pregunta: ¿A qué está esperando su Gobierno, señor presidente?
¿A una reválida, dentro de 8 meses?
Porque si es así, se equivoca.
La reválida será a su acción de Gobierno, y no a su inacción.
Su responsabilidad está en no haber aprovechado el resultado del 14 M y el apoyo parlamentario de todas aquellas fuerzas dispuestas a emprender un proceso irreversible de reformas a la velocidad que la situación demandaba. Y ahora a contrarreloj, se le acaba el tiempo y seguimos enredados en las mentiras de esa parte de la oposición que juega al “todo vale”.
Por lo demás, señor presidente, podemos estar de acuerdo, y lo relataba ayer usted largamente, en que las iniciativas de corte social han sido muchas. Y algunas, exitosas.
Pero hay cosas que no se han superado. Hay cuestiones vitales para la convivencia de una sociedad que están donde estaban el 14 de marzo de 2004. Y le voy a poner un ejemplo:
Durante el debate de investidura, esta diputada hacía una declaración en los siguientes términos:
“Quiero proclamar en este inicio de legislatura nuestro compromiso inequívoco con la paz y el rechazo categórico a cualquier forma de violencia para la consecución de objetivos políticos. Espero, señor presidente y señorías, de su buen entendimiento el no tener que repetir esta obviedad”
Hoy, tres años después, después de tres años de Gobierno socialista, los ataques a formaciones perfectamente incardinadas en un sistema democrático como las que componen NAFARROA BAI han tenido que enfrentarse a un rosario de insultos y acusaciones absolutamente inadmisibles en cualquiera de los países de nuestro entorno.
Mentiras veladas o acusaciones declaradamente falsas, que no tienen más objeto que el de apuntalar por la vía de la infamia lo que a los mentirosos las urnas no les concedieron el pasado 27 de mayo.
Y cierto es que la responsabilidad de tal acción corresponde a sus actores. Pero no es menos cierto que la inacción deliberadamente prolongada, la inacción prolongada de manera innecesaria, si de lo que se trata es de defender los intereses de sus ciudadanos, es negativa: Esa inacción ha sido caldo de cultivo inmejorable para seguir con esta crispación que en algunos puntos del Estado empieza a hacerse irrespirable.
Es el caso de Navarra.
Durante meses largos e irrespirables se le ha culpado a usted de vender Navarra a ETA.
Mientras, NAFARROA BAI ha centrado su discurso en el eje: en decirle a ETA una y otra vez que no tiene qué decir en el futuro de Navarra, que lo único que espera la mayoría incontestable de los hombres y mujeres de la Comunidad Foral de ETA es que desaparezca.
Por cierto, las urnas han puesto como siempre a cada uno en su sitio. Y NAFARROA BAI es hoy la segunda fuerza política en Navarra simplemente por no haber jugado con Navarra por intereses electorales. El PP ha perdido su poder en la Comunidad Foral por utilizar a Navarra hasta la saciedad.
Y su partido en Navarra, el PSN, ha pasado a ser tercera fuerza en la Comunidad Foral por inacción, por falta de una respuesta contundente a las barbaridades que se decían en Navarra de usted. Por ambiguos cálculos electorales en el resto del Estado, son ustedes la tercera fuerza política en Navarra.
Nuestro éxito se debe al trabajo sereno de quien no está dispuesto a mentir a la ciudadanía y a un ejercicio de responsabilidad que los ciudadanos han entendido. Ese es el éxito de NAFARROA BAI.
Y aquellos que por la fuerza pretenden decirnos lo que debemos hacer, saben que somos y seremos su peor enemigo; lo mismo que lo seremos para quienes siguen dispuestos a servirse de Navarra para sus intereses electorales y particulares.
Estamos dispuestos más que nunca a ejercer esa responsabilidad de servicio a Navarra. Les toca a ustedes decidir si quieren acompañarnos en ese viaje o si prefieren seguir siendo sujetos pasivos de lo que en Navarra sucede.
Lo cierto es que seis semanas después de las elecciones, Navarra es más que nunca objeto de crispación; objeto arrojadizo en el debate de pacificación; objeto de trueque (recuerden señorías aquello del “cambio Navarra por Canarias”); objeto, y solo objeto político…
Señor presidente: recuerdo perfectamente la coincidencia que mantuvimos hace unos meses, en el pleno extraordinario que esta Cámara celebró tras el atentado de la T-4.
NAFARROA BAI dibujó aquel día y de manera nítida las coincidencias de aquellos que desde los extremos han venido haciendo de Navarra el objeto sobre el que escudarse para terminar con el proceso de paz.
Entonces, como hoy, NAFARROA BAI reclamó lo que cualquiera reclamaría para su comunidad: Navarra es, ni más ni menos que un sujeto político.
Deciden sus ciudadanos, deciden sus hombres y mujeres y lo hacen, y solo pueden hacerlo en un modelo de democracia ejercido en libertad.
Yo me pregunto si coincidimos hoy en aceptar tan simple elemento de democracia: Que Navarra es, ante todo, un sujeto político…
Pero lo cierto es que a estas alturas de la legislatura, Navarra se ha convertido en mucho más. Y voy a referirme a su situación por “elevación”… Y es que, por el exceso argumental de algunos, por el exceso reivindicativo de otros… Y en definitiva por la gula -no bula, señorías: Gula con “g”-: Por la gula política de aquellos, Navarra se ha convertido hoy en mucho más que el ser clave de una supuesta única unidad de España y en mucho más que el ser clave de una supuesta territorialidad liberadora.
Navarra es hoy algo mucho más básico: es un laboratorio de democracia… Un laboratorio democrático en el que respuestas tan sencillas, tan evidentes, tan básicas como el respeto a la voluntad popular democráticamente expresada en las urnas se han convertido a día de hoy en todo un símbolo de resistencias calculadas…
Y esto, señor presidente del Gobierno, no es un buen balance para el Gobierno de nadie.
A tiempo estamos, como en tantos otros asuntos, de responder a los ciudadanos con aquello que usted mismo reivindicó en su discurso de investidura:
Aquel 15 de abril de 2004 usted proclamó desde esta tribuna: “El Partido Socialista ha recibido el encargo mayoritario de los españoles para formar Gobierno. Esta decisión ha sido la expresión de un deseo colectivo imparable: La voluntad de cambio”
Señor Rodríguez Zapatero: tres años después, haga honor a la palabra dada, en Navarra, también.
Tengo la sensación de que está usted sumido en una pinza entre ETA y el PP, no exenta de intereses comunes. No sólo sé, sino que reivindico que las decisiones finales que se tomen sobre la gobernabilidad de la Comunidad Foral se produzcan estrictamente en el ámbito de decisión política de Navarra. Y los órganos de dirección y las bases del Partido Socialista de Navarra se han expresado clarísimamente a favor de un cambio de progreso como ya lo hicieron en las urnas el pasado 27 de mayo las navarras y los navarros. Pero quiero saber su opinión personal. Míreme, señor presidente, y desde sus más firmes convicciones políticas dígame si cree que NA-BAI representa amenaza alguna para Navarra y dígame si cree que los representantes del Partido Popular en Navarra representan mejor que nosotros los deseos de progreso y un gobierno de izquierdas. Desde el respeto que siempre le he demostrado en esta legislatura, me gustaría conocer su opinión al respecto.